Un arzobispo social para un presidente delincuente

 

                         El popular arzobispo de Nueva York, cardenal Timothy Dolan, abrirá la celebración  de la toma de posesión de Trump como presidente de los Estados Unidos de América, a petición de este. Como en 2016. Dolan no se enfrentó al presidente durante los cuatro años de su mandato, salvo cuando  perdió las elecciones en 2020 y sus seguidores asaltaron el Capitolio: entonces Dolan le acusó de avivar las llamas. Pellizcos de monja.

Pero el recién nombrado arzobispo de Washington, el actual arzobispo de San Diego en California, en la frontera con México, Robert McElroy, es otra cosa. Varias veces ha criticado las políticas contra los inmigrantes del potentado político republicano; se ha hecho notar por sus iniciativas pastorales en favor de los inmigrantes; ha denunciado las trágicas consecuencias del cambio climático en la vida de las personas y de los territorios; le  han llamado hereje por acompañar en el seno de la comunidad a homosexuales y divorciados, y ha sido uno de los más activos defensores de la mujer en la Iglesia.

No se sabe si es por eso o por qué, la cosa es que, a su vez, Trump ha nombrado embajador en el Vaticano al católico Brian Burch, presidente de la plataforma Catholic Vot, todo un azote para Francisco, para la que la sinodalidad, uno de los lemas más caros a este papa, es una artimaña, y cosas ejusden furfuris.

En un país, donde varios exprelados, como el  excomulgado ex nuncio Viganó, han tratado también al papa Francisco de hereje,  vamos a ver lo que dan de sí tales protagonistas.