Un comienzo breve y suave (II)

Ningún día es un día cualquiera. Cada día es verdaderamente único.

El silencio es un único rumor que hace Dios cuando pasa por el mundo.

En los tiempos gloriosos de las órdenes mendicantes hubiera sido muy cruel prohibir la mendicidad.

Las toallas, de por sí, no debieran lavarse nunca.