Un Congreso terapéutico

 

                      Terapéutico y peronista. Con una propuesta estrella de última hora, triunfal pero no votada, que evoca el Instituto de Vivienda (1939), pero esta vez sin competencias, y con una resolución sobre financiación autonómica, que contenta a todos porque no contenta nadie, y que, quebrando el principio de contradicción,  es bilateral y multilateral al mismo tiempo.

Por lo demás, la terapia ha consistido en cerrar filas, expresión militar donde las haya; aplaudir frenéticamente al jefe; confirmar a  los mismos edecanes, digámoslo  caballerosamente;  evocar a Evita Perón, pero en falso; declarar la  guerra contra el enemigo eterno, según la mitología dual del mazdeísmo… ¡Y ahora, a luchar contra los odios, los bulos y los fangos… de los otros! (es decir, de los enemigos).

PD. Cuando he visto al núcleo duro del PSOE con los puños izquierdos levantados, unánimes como nunca, he recordado aquel día de 1989, cuando el grupo parlamentario socialista del Parlamento Europeo que visitaba Berlín, escuchó a los compañeros social-demócratas del Berlín oriental, recién derribado el muro de la ignominia. Era una mujer, la que, con lágrimas en los ojos, nos suplicaba no hacer y no decir lo que los comunistas alemanes hacían y decían, llamándose también socialistas:    …y no levantéis los puños, como también hacían los que nos han amargado la vida todos estos años…