(Colaborando con mis colegas poetas de RÍO ARGA para su próxima edición mundial en DIALNET, llego al nº 121, primer trimestre de 2007, y encuentro este poema de nuestro colega navarro Jesús Munárriz, poeta y editor afincado en Madrid, y me parece tan interesante, que lo añado a mi bitácora de ayer, en honor de nuestro santo)
Francisco de Javier
Distracted from distraction / by distraction
Eliot, Four Quartets, 2, III
Frente a la privación, pies peregrinos;
contra la frustración, perseverancia.
Castilla al sur y Francia al septentrión,
nuevos frutos frente a un pasado en quiebra,
torres castradas, nuevas servidumbres.
brújulas misioneras.
De un reino ya sin reyes a un señor que no puede
morir porque murió para seguir viviendo,
de un torreón feudal sin vasallaje
al campo abierto de los cartularios
sin sombra ni trazado,
a las rutas que se abren al tiempo que se cierran
y son verdes, azules, coronadas de espuma,
inconstantes, traidoras.
¿Qué brújulas orientan la derrota?
¿qué locura destruye la rutina y corona
con sus conquistas todo atrevimiento?
Se le queda pequeño el mundo al que del mundo
nada mundano espera.
Repúblicas, imperios, reinos, nada detiene,
nada atrae su impulso.
Otros sus propósitos,
eso que llama almas: voluntades,
querencias, servidumbres
ciegas y voluntarias,
convictas adhesiones.
Le contagió su ardor el vasco loco,
el guipuzcoano hidalgo que luchó por Castilla
contra Navarra, el cojo, el mutilado.
En París se cruzaron sus nostalgias,
se entrelazaron sus derrotas.
Ni era aquel rey su rey ni aquel su reino,
ni permitía el mundo otra salida
que la huida a otros mundos
-aunque en este estuvieran, imposibles-
las ínsulas extrañas,
los horizontes de la perspectiva.
Desde el reino abolido de su origen
¿a qué reino de ciegos
se dirige el navarro?
¿Qué quiere conquistar
el conquistado?
¿De qué impalpable piedra levantará sus torres?
¿Qué ideal argamasa les dará coherencia?
¿qué nuevo vasallaje fundará su nobleza?
¿en qué pelea curtirá su brazo?
¿en qué frontera velará sus armas?
Busca lo duradero en l o imposible,
busca la cercanía en la distancia,
se emborracha de azul
e inmensidades
a las que iluminar
con su palabra.
En los confines, donde el sol naciente
alumbra las borrosas islas de los paganos,
donde abrevan los mares sin retorno,
expirará su sueño.
Vencido, fracasado, enfermo, roto,
acabará sus días a solas con su Dios,
el torturado, el ajusticiado,
mano a mano a delirios paralelos.
Dicen que en la capilla
del castillo la imagen
crucificada del judío
de pronto sudó sangre.
Todo había acabado.
¿Todo había acabado?