Ayer, después de la exitosa serie Cuéntame cómo pasó…, me quedé a ver el programa que Imanol Arias y Juan Echanove hacen recorriendo España: Un país para comérselo, que, tengo que reconocer, con cierta vergüenza, no conocía. Le tocaba esta vez a Navarra. Y la verdad es que lo hicieron muy bien, aunque algunos habrán pensado que se trataba de un escenario más de la Semana de la Verdura de Tudela, o de una descarada propaganda de los productos típicos navarros: la alcachofa, el cardo, la borraja, el queso del Roncal, el vino, las chuletas de carne de vaca (aunque sea gallega) a la brasa, el ajoarriero… Pero ese es uno de los objetivos del programa, y junto a los productos de Navarra han estado, están y estarán todos los de España. Puede que hasta el navarrismo del oficial del Polígono de Tiro de las Bardenas haya servido para hacer menos extraño y menos peligroso el susodicho Polígono. De todos modos, la belleza de los paisajes, recién llovidos y nevados de este invierno-primavera, la calidad de las imágenes, el embrujo de las Cuevas de Zugarramurdi -incluido el gracioso brebaje-, la maestría de Floren Domezain, las dotes de naturalidad, jocundidad, alegría y hasta de voracidad de Echanove, bien acompañado también en este papel por Arias, hicieron de todo el reportaje una obra de arte desenfadada, optimista, divertida, cercana, popular, encantadora. Sin sofisticación alguna, lejos de cualquier asomo de erudición barata, a pie de calle, a pie de popularidad televisiva, fue un programa excelente, fresco, lleno de realismo, de humor y de vida. Enhorabuena.