Un zafio antieclesialismo

No hay que ir muy lejos para encontrar ese sectarismo antieclesial y anticristiano a veces que ya es signo de identidad de una cierta izquierda, que cada vez se parece más en esto sólo a la de los años treinta. En el diario nacionalista vasco de Pamplona, propiedad de conocidos empresarios vascos y peneuvistas, y, aunque parezca mentira, podemos encontrar, un día sí y al otro también, las críticas más acerbas e injustas al obispo local, a la Conferencia Episcopal Española, al papa; mofas al rezo del Ángelus e incluso a la doctrina de la virginidad de María, sin siquiera la finura y la cultura suficientes para acercarse con un mínimo de elegancia a ese punto; la afirmación de que el papa actual ha enfrentado el evangelio de la infancia de Mateo al de Lucas, o de que aquél ha suprimido el cielo y el infierno, etc. Y todo esto en editoriales o en artículos de colaboradores ordinarios o extraordinarios, cartas de los lectores, comentarios de los columnistas… Sin que apenas lectores y suscriptores católicos del periódico alcen su protesta o expresen su desagrado, respondiendo al menos a las necedades mayores. De vez en cuando aparece algún escrito ingenuo, piadoso y raramente culto, como ayer el de una catedrática de la Universidad de Navarra, pero en términos generales, doctrinales, cómodos, livianos. No exagero lo que digo, antes me quedo corto. Y espero que alguien tome  como tarea estudiar este tema apasionante para su licenciatura o doctorado de periodismo. En el último núme, bajo la rúbrica La cruz y la espada, el firmante Goio Ojer, colaborador frecuente, militante, según dice, de Izquierda Unida de Navarra, escribe cosas como éstas: «Vuelve el grito de guerra de la santa inquisición.Vuelven las ideas esencialistas como Dios, Patria, Pueblo. Vuelven las ideas absolutas fundamentalistas que reniegan de la realidad plural y diversa. Vuelven las sotanas enmascaradas en políticos y políticos enmascarados en sotanas. Vuelven los juicios sumarísimos a la ciudadanía pero no a toda. Vuelve el acuerdo económico injusto entre una confesión religiosa ideológica y un gobierno salido de las urnas. Vuelven los privilegios de los mismos para los mismos: Conferencia Episcopal, empresarios, acólitos y demás bufones de corte.(…) Vuelve la cruz y la espada: en las escuelas, en la calle, en los púlpitos. (…) Vuelven los de siempre a enturbiar el espacio social. (…) Vuelven los hipócritas de  miles de casos ocultados por sus normas y leyes internas de abusos a menores. (…) Vuelven las procesiones cargadas de odio, menos mal que pregonan la paz. (…) Vuelven los curas trabuqueros que, por unos o por otros  bendecían asesinos nacionales y carlistones. (…) Vuelven las beatificaciones, santificaciones por orden de sus bolsillos». ¿Es de nuevo La Traca o El Motín? No, no, mucho más cerca, aunque parezca mentira. ¿Y para qué más?