Una creación libre

 

                   La primera concepción metafísica radical del mundo, según la cual no existe ningún tipo de ser subsistente po sí mismo, dice que todo es contingente, todo puede ser o no ser, incluido el universo entero. El orden mismo es contingente y podría truncarse en cualquier momento. Renunciemos por tanto  a explicar la existencia del orden. La segunda concepción, nacida del rechazo rotundo de la anterior, sobre todo en Occidente, proclama que todo es necesario, todo lo existente debe existir necesariamente: lo que conlleva, entre otras muchas cosas, la negación completa de la libertad del hombre. La tercera concepción nos enseña, en cambio, que existe uin ser necesario que es causa de todos los seres contingentes, por medio de la creación libre y no necesaria: una inteligencia ordenadora primordial, donde nada sucede sin razón suficiente, al lmenos en un sentido amplio, pero donde todo está marcado por la finitud, la limitación e imperfección de lo finito, incluido el hombre libre y capaz de hacer el bien y el mal.- De la elección de estas tres posibilidades depende la actitud fundamental del hombre en todos los órdenes de su vida. Pero sobre todo de la aceptación o no, dentro de esa tercera posibilidad, de la finitud de todo lo creado, incluida la finita libertad humana,