Así titula, pero sin interrogantes, la Fundación Burke la destitución de F.J. Lossantos en la cadena COPE. En un artículo publicado en LD lo lamentan y lamentam que desaparezca el comunicador mediático más influyente de la derecha española, defensor de un concepto de España, de la familia y de su libertad educadora, de la vida humana y de su dignidad insoslayable frente al Gobierno más sectario y radical que existe hoy en Europa. (Yo no diría nunca radical, pero dejémoslo así). Lamentan igualmente que se rompa de esta manera el acercamiento progresivo entre el mundo laico y liberal, que va perdiendo sus resabios antirreligiosos, y el mundo católico, que comienza a no identificar al liberalismo como su enemigo.- No seré yo de ésos, aludidos luego, que se irriten al ver a un agnóstico o un protestante en un medio católico, ni quien niegue la parte de verdad que hay en las reflexiones anteriores, ni que no esté de acuerdo con la distinción entre la dimensión religiosa o evangelizadora y la política y cultural, y que no apruebe la defensa y promoción de valores humanistas y cristianos frente de cualquier sectarismo izquierdista, pero es evidente que quienes escriben en nombre de la Fundación Burke no pueden hacerlo (espero que no quieran tampoco) como los únicos católicos, ni como los defensores del único católicismo social, sino, como ellos mismos se definen, como católicos con un plantemiento conservador y tradicional, mucho más cercanos de FJL que de innnumerables grupos y sectores del catolicismo progresista o nacionalista. Y así, sí se entiende su lamento y su protesta, pero sólo así. Porque hay otros muchos católicos que piensan y viven de otra manera y no se definen como conservadores ni tradicionales, ni tienen una forma mentis conservadora, ni entienden de una manera única eso de la defensa de las estructuras naturales y contra el progresismo totalitario y, ademas, están frente a cualquier sectarismo derechista, que, por desgracia, existe. Hay muchos católicos españoles que no defienden de continuo las mismas siglas o las mismas personas que algunos periodistas defienden en la radio oficial de los católicos– como se dice en el artículo- ,ni atacan de continuo las mismas siglas y las mismas personas que se atacan en el mismo medio. Y, si es la radio oficial de los católicos ¿como puede nadie extrañarse de que no puede ser sólo de unos católicos y no de otros, o de unos contra otros? Está muy bien que haya diarios, radios o televisisones de unos y de otros, como los hay en todo el mundo, y en España, también, pero, si hay un medio que es oficialmente de todos, a todos tiene que servir. Otra cuestión es si debe haber algo así hoy día y si es mejor que haya o no haya. Pero, si hay, no creo que los redactores de este trabajo, cuya personalidad ignoro por completo, quieran aparecer como los únicos católicos españoles, como los únicos ortodoxos, o como los únicos intachables. Desde los orígenes del cristianismo, los creyentes hemos sido muy diferentes. Intentemos encontrar lo mejor de todos para todos: será la mejor misión evangelizadora, y hasta política y social.