Confieso que no llego a recordar haber leido en mi vida una novela tan hermosa, tan perfecta como ésta: Tú no eres como otras madres, de la novelista alemana Angelika Schrobsdorff, judía, residente en Berlín, nacida en Friburgo, que emigró a Sofia en 1939 y volvió a Alemania en 1947. Una novela que, muy por encima de la habitual literatura, te hace vivir intensamente lo que lees, te introduce como a uno más en la vida de los personajes novelados, y no te deja en paz hasta que termina la acción, normal o trepidante, de la protagonista y de todos los actores del libro. Else Kirschner, une bella judía berlinesa, nacida en 1893, descendiente de judíos procedentes de España, de familia de clase media, es la protagonista absoluta de un escenario de los felices años veinte en el Berlín de entreguerras, con su vida locamente mundana, sus tres sucesivos maridos no judíos, que se le van separando sucesivamente; sus tres hjos, dejados con frecuencia al cuidado de los abuelos; decenas de amantes y centenares de fiestas, viajes, teatros, cines y conciertos. La misma protagonista nos hace revivir los peores años treinta y comienzos de los cuarenta, bajo la persecución de los judíos por el nazismo, su forzoso exilio en Sofia y en el campo de Bulgaria, en medio de la soledad y la miseria, la huida del hijo mayor y queridísimo para alistarse en las las tropas de De Gaulle, donde muere, y el regreso a la pobre Baviera de la posguerra, donde vive el declive su vida, entre añoranzas, algunos cariños y una vida roída por la enfermedad y los remordimientos. Todo contado por la menor de sus hijas Angelika, que coincide seguramente, en muchos aspectos, con la autora del libro. En esta segunda parte, las cartas de Else a sus hijos, a sus antiguos maridos y a varias de sus amigas, son piezas antológicas, dignas de la mejor literatura, de la pedagogía y de la moral universal. Cuando uno acaba el libro, no tiene otro deseo que volver a leerlo.