El último congreso continental de Teología, celebrado en Brasil, con nutrida representación americana y de todo el mundo, presencia interconfesional, así como de teólogos, pastores, animadores de comunidades y gente del común, se enfrentó con la llamada crisis global que ronda a todo el mundo: la fragmentación del tejido social; la irrupción del hiperindividualismo hiperconsumista e hiperhedonista; el capitalismo como fin de la historia; el conservadurismo tradicionalista dentro de las Iglesias y de las instituciones políticas; los desplazamientos desde la militancia cristiana hacia la mística en la esfera de la subjetividad individual, desde la profecía hacia la terapia, desde la ética a la estética… En ese ámbito de estudio crítico y análisis social sobre el terreno, Gustavo Gutiérrez, el teólogo pionero de la Liberación -.que estuvo rodeado de sus pares: Boff, Sobrino, Codina, Mesters, Richard, Scanone…- recalcó que la presentación de los pobres como el mundo de la insignificancia nos obliga a ampliar el concepto de pobre para abarcar toda clase de exclusión por cuestiones ya no sólo económicas, sino también de género, etnia, edad, cultura, etc. Sin ignorar otros dos grandes desafíos para la teologia de la liberación: una nueva racionalidad y el pluralismo cultural y religioso.- La reducción de los pobres evangélicos a los pobres economicos, además de una mala traducción de la Biblia, es una reducción injusta, vista desde la sociología y la política, y perjudicial para cualquier Teología o Filosofía que se precie. La racionalidd del posmodernismo poco tiene que ver con la de la modernidad, que parte de la Ilustración. Y el pluralismo cultural y religioso es hoy un dato principal de nuestro mundo, sin el que no pdemos siquiera pensar, mucho menos vivir.