Úrsula von der Leyen, ginecóloga alemana de 63 años, presidente de la Comisión Europea, ex ministra (CDU) plúrime en varios Gobiernos alemanes, madre de siete hijos, visitó este verano por vez primera la comunidad ecuménica de Taizé y tuvo un encuentro con quienes acudieron ese día a la colina de la Reconciliación. Lo conocía por su buena fama y también por sus primos y hermanos, que volvían de otra manera tras pasar por esta experiencia. Cuamdo murió de cáncer su hermana, a los 11 años, el espíritu de Taizé trajo de nuevo a su familia la luz, la confianza y la esperanza.
Destacó la política alemana y europea el lugar de refugio y de reflexión, de fe y de encuentro que es Taizé para los que se acercan a él, y con la parábola de los talentos como base, en una alocución expresa invitó a los muchos jóvenes que alli se encontraban a vivir la vida al máximo, al servicio de Dios y de los grandes valores cristianos, y no solo individualmente, sino también para la Comunidad y la Unión europeas. Recordando la obra llevada a cabo por la generación de sus padres tras la devastación y el polvo de la guerra, subrayó la responsabilidad de cada generación para hacer avanzar Europa y hacerla siempe mejor.
No podía menos de referirse de nuevo a la paz y a la guerra, la guerra-invasión de Ucrania: Amigos míos, si Rusia deja de luchar, no habrá más guerra en Ucrania, pero si esta deja de luchar, no habrá más Ucrania, y defender hoy la paz es defender al pueblo de Ucrania, cuando los ucranianos están luchando por su supervivencia, pero también por nuestros valores europeos.
Se mostró igualmente firme partidaria del Pacto Verde Europeo para transformar nuestra economía restaurando la naturaleza y desarrollando un modo de vida y de trabajo que dé a nuestra planeta una oportunidad real. Como madre de siete hijos, apeló a la solidaridad entre generaciones, y evocó la frase del papa Francisco de que, cuando un joven cae, cae toda la humanidad, pero cuando se levanta, el mundo entero se levanta también.