Ven, Espíritu Divino,
desde tu cielo.
Luz de todas nuestras sombras,
Padre del Pueblo.
Huésped insustituible,
dulce consuelo.
Brisa suave, aliviadora
de nuestros fuegos.
Fuego santo, abrasador
de nuestros hielos.
Para nuestro pobre paramo,
agua de riego.
Gozo que apaga las dudas,
penas y duelos.
Ven, Espiritu Divino.
Tu viento recio
nos llene de tu presencia,
tu don excelso.