Virgo et Mater

 

                Carrión de los Condes es un pequeño e histórico municipio palentino, de 2035 habitantes, en Tierra de Campos, a orillas del río Carrión. Sobre su principal joya, el monasterio de San Zoilo, ya hablé en una de mis anteriores entregas. Lugar importante en el Camino de Santiago, tiene otras seis iglesias, una de las cuales, Santa María del Camino, románica del siglo XII, Bien de interés cultural, es sede de la segunda etapa de las Edades del Hombre de este año, en su 25ª edición.

Los artistas plásticos cristianos han representado con predilección la Anunciación del ángel a Nuestra Señora y el misterio nuclear de la Encarnación del Verbo, inspirados en el texto evangélico de Lucas. Tal es el caso del ánónimo grupo pétreo del siglo XIV, del ángel Gabriel y María, hoy en el Museo catedralicio de Zamora. O la tabla, también anónima, siglo XV, del Museo Lázaro Galdeano, donde el ángel arrodillado sorprende a María, arrodillada sobre un reclinatorio, mientras lee el Libro de las Horas. El búcaro de las tres flores significa en todos estos cuadros la virginidad de la Madre en los tres períodos antes, en y después del parto. El alto relieve de Alonso Berruguete, s. XV, de la iglesia vallisoletana de Santiago, de un airoso movimiento, nos muestra la extrañeza de la Virgen que se vuelve ante el vuelo del ángel que le canta el mensaje; el tálamo nupcial al fondo alude a la maternidad virginal de María. En el lienzo, solemne y atemporal, de Gregorio Martínez, de finales del XVI, procedente del Museo Nacional de Escultura, el ángel en pleno vuelo, se dirige a María, confusa y sorprendida, mientras el Espíritu Santo, en forma de la paloma bíblica, baja hacia ella.

En la misma iglesia de Santa María, varios autores, antiguos y modernos, presentan a María como nueva Eva y como la última y suprema de todas las mujeres del AT que la prefiguraron: Sara, Débora, Rut, Judit, Esther… Y dan figura y relieve a episodios de los evangelios apócrifos y reflexiones de autores piadosos sobre la concepción de María y otras supuestas escenas de su vida: Pedro de Salamanca, Felipe Bigarny, Pascual de Mena, Luca Giordano, Juan de Roelas… A las que se añaden las más conocidas Inmaculadas, esculpidas o pintadas, de Gregorio Fernández, Pedro de Mena, Juan de Roelas, Domingo Martínez, Mariano Salvador Maella, e Isabel Guerra (2005), cuyo esplendente óleo sobre lienzo, solicitado por la Conferencia Episcopal Española, luce en la catedral de Madrid.

El arte sobre la maternidad virginal de María, segunda parte de la segunda etapa en Carrión de los Condes, se muestra en la iglesia románica (s. XIII) de Santiago, del mismo municipio.

La tabla de Pedro Brerruguete, conservada en la Museo diocesano de Palencia, representa el momento previo de los imaginados desposorios de María y José en el templo de Jerusalén. El mismo tema elabora Bigarny, en torno a 1530, para la iglesia burgalesa de San Gil. El taller del Maestro Alejo pinta la escena de la Visitación de María a su prima Santa Isabel, c. 1490, destinada a la iglesia del Salvador de Monzón de Campos. Pero la cumbre de la iconografía mariana, llega, igual que en toda la cristiandad, con la figuración de María expectante (Virgen de la O) y de la Virgen-Madre en Belén, así como en todas las escenas narradas por el protoevangelio de Mateo  y Lucas, desde el nacimiento hasta la adoración de los Magos y aun hasta los primeros años de Jesús. Y aqui no podía ser menos: Fernando Gallego, Gregorio Fernández, Hans Memling, Gil de Siloé, Juan Rodríguez, Jacques Bernal, Juan de Juani, Alonso Cano, Alejo de Vahia, Felipe Bigarny, Esteban de Rueda…, y otros anónimo nos dejaron algunas de sus mejores obras para el inmenso retablo navideño, uno de los capítulos más gloriosos del arte sacro mundial.