Ya calló Hugo Chaves, a quien en un ocasión célebre mandó callar el rey Juan Carlos, de quien todos hablan hoy, más que nunca en España. Ya calló y habrá hablado muy de otra manera con Dios, a quien tanto invocó en su vida pública. Ya se ha puesto todo el mundo a hablar de él queriendo decir palabras definitivas, casi taxonómicas, que es imposible ahora, y lo será siempre. Siendo como era un personaje de muchos extremos, la mayoría, según sus conocimientos, gustos e intereses, se quedarán con uno o con otro de ellos. Cierto es que millones de venezolanos han visto con él y por él mejoradas sus vidas, aunque no se sabe, como sucede en todos los regímenes autoritarios, si el precio de la contrapartida que es la falta de libertad, el miedo o la coacción es o no mayor. Eterna cuestión, que nos apremia a conseguir lo primero sin lo segundo, sabiendo también que con sólo la libertad de los regímenes liberales (de boquilla) no se mejora tampoco siempre la vida.